• Noticias de última hora

    Masaje Tántrico



    EL LENGUAJE DEL SENTIR
    Permíteme que te cuente de una forma sencilla cual es el origen de la insensibilidad en nuestro cuerpo físico…

    La forma más sublime de comunicación es el Sentir. Sentir alegría, Sentir un aroma, sentir la música, sentir la caricia de una mano amiga, sentir la brisa, sentir el sabor de algo delicioso, sentir el corazón palpitar, sentir una mirada, sentir un beso… sentir el amor en plenitud!
    El problema llega cuando lo que sentimos es tristeza, dolor, pérdida, rabia… Entonces inmediatamente rechazamos cualquier atisbo de sentimiento que nuestra mente controladora considere “negativo”.

    Como el místico Osho afirmó, el Sentir es el gran lenguaje olvidado.
    Porqué lo hemos olvidado? Por miedo a sufrir. Por miedo hemos generado toda suerte de invenciones mentales para insensibilizarnos y así poder evitar cualquier situación que pueda despertar un sentimiento “no deseado”…

    Llevamos milenios generando estrategias para no sentir. Desde que la mente quiso mandar por encima de nuestro ser y nuestro corazón, y eso ocurrió cuando quisimos imponer el ego y generar supremacía y control sobre nuestro entorno…
    Por suerte nuestro corazón y nuestra alma beben de la fuente del amor, de energías mucho más sutiles y refinadas que las que rigen nuestra cabeza.  Pero nuestra mente incansable, nuestro ego cobarde, va inventando una tras otra excusas y justificaciones para no tener que sentir.

    La mente no quiere sentir y ello se traduce en un cuerpo anestesiado. En la medida en que nuestra mente decide no Sentir para protegerse, nuestro cuerpo físico va generando imperceptibles capas de insensibilidad. Capas que se van acumulando lentamente y nos van convirtiendo en robots sin sentimientos y autómatas… Capas donde se esconden y se instalan de forma permanente todos nuestros sentimientos miedosos, bloqueos y frustraciones que no queremos mostrar…

    El cuerpo es el vehículo, es la parte más densa con la que se relaciona y expresa amorosa y creativamente el alma del ser humano con su entorno. Debería de ser así. Por suerte no hemos perdido toda la capacidad de sentir… todavía! Pero estamos muy lejos de nuestra sensibilidad original…No hay más que ver como tocamos a las personas, los objetos, como olemos las plantas, como hacemos el amor. Necesitamos de un contacto tosco y “agresivo”, un contacto duro, unas sensaciones potentes e intensas… Nuestro cuerpo ha perdido gran parte de su sensibilidad innata y ya no tiene suficiente con sentir desde la dulzura y el mimo. Hemos llegado un punto en el que el cuerpo físico se ha convertido en una coraza protectora , en vez de ser el transmisor, el catalizador delicado de nuestros sentimientos.





    EL MASAJE DEL SENTIR
    Debemos recuperar esa sensibilidad. En la medida en que nuestro cuerpo se sensibilice, adquiriremos una percepción mucho más sutil, compasiva y amorosa de nosotros mismos y nuestro entorno. Sentiremos a flor de piel todo lo que nos sucede y sucede a nuestro alrededor… Aumentará nuestra capacidad de sentir placer y éxtasis, de maravillarnos ante el milagro de la vida y vivirla en plenitud. Mostraremos el dolor sin esconderlo para que se transforme en sanación y nos libere.

    El masaje es un buen aliado en este sentido. Pero no cualquier masaje. No basta con que sea un masaje con las manos, con la mejor intención… Ni siquiera basta con que apliques aquella técnica perfecta que aprendiste en aquel curso…
    El masaje tántrico es el masaje del sentir. Es un masaje sexual y sensual. Porque la energía de la vida misma es sexual. Porque la sensibilidad requiere de un modo de vivir la vida y sentirla desde la sensualidad…

    No es masajear, es transmitir lo que está sintiendo tu corazón a través de tus manos, de tu pecho, de tus brazos, de todo tu ser… Es la caricia del corazón. Es estar presente sintiendo tu respiración y la de tu pareja, sintiendo sus latidos, lo que te dicen desde el silencio, sintiendo sus espasmos, cada sentimiento liberado y sanado a través de ti.  Es liberar el dolor y la anestesia para permitir que aparezca la sensibilidad y se vaya transformando, como una crisálida, en olas de éxtasis que arranquen y se lleven los bloqueos y miedos a sentir placer.

    Evidentemente tiene su técnica y sus secretos. El cuerpo es un mapa sensible que hay que saber recorrer. A veces con determinación y otras con ternura y delicadeza. No es lo mismo masajear una pierna que los genitales, o mover la energía de una u otra zona determinada del cuerpo.

    El objetivo del masaje tántrico es sanar, relajar, sensibilizar, liberar, redirigir la energía bloqueada, aumentar el placer o disminuir la excitación si se desborda…Todo esto y mucho más. Debe ser una fusión de corazones, percepciones y sensaciones, y requiere zambullirse en plena presencia en lo que está sucediendo, danzando junto al otro la misma danza. La danza de la energía del amor.
    Si sientes que quieres acompañarnos y aprender el masaje tántrico, aquí estaremos para compartirlo contigo en los talleres que periódicamente ofrecemos.

    Joan y Vanessa ( Hari Avtar & Dev Avtar)